La única certeza que no queremos mirar

La única certeza que no queremos mirar

Vivimos como si la muerte no fuera con nosotros, pensamos que solo le pasa a otros, que está lejos, que aún falta mucho. Pero la verdad es que nadie tiene asegurado el siguiente minuto.

Un día mi vida cambió para siempre. De un momento a otro, lo que era normalidad se convirtió en ausencia, y entendí que la muerte no avisa, no respeta edades ni circunstancias.

Un niño sano, un padre, una madre… cualquiera puede partir sin advertencia.

Entonces me pregunto:

¿Qué estamos haciendo hoy para vivir de verdad?

¿Por qué seguimos dejando para mañana los abrazos, las palabras, los sueños?

¿Y si ese mañana no llega?

No tenemos la certeza de un “después” ni para nosotros ni para los que amamos. Y aun así, nos comportamos como si fuéramos eternos.

Es momento de despertar, de mirar de frente esa verdad incómoda y preguntarnos:

¿Estoy amando lo suficiente?

¿Estoy viviendo con propósito?

¿Estoy dejando huellas o solo pasos vacíos?

Porque la muerte no es el final, es el recordatorio más fuerte de que la vida es un regalo que no debemos dar por hecho. No esperes perder para valorar. No esperes un golpe para despertar.

Vive, ama, perdona, agradece… hoy. Porque mañana no es promesa.

“Enséñanos a contar bien nuestros días, para que nuestro corazón adquiera sabiduría.” (Salmo 90:12)

#miatusonrisasiempre��

Una respuesta a «La única certeza que no queremos mirar»

  1. Avatar de A WordPress Commenter

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Alexa Robertson

Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit, sed do eiusmod tempor incididunt ut labore et dolore magna aliqua. Ut enim ad minim veniam, quis nostrud exercitation ullamco laboris nisi ut aliquip ex ea commodo consequat.